miércoles, 22 de diciembre de 2010

INTERROGANTES EN LA ANTESALA DE LA MUERTE-Cuento de José Eduardo González-

    Pese a que sabe que le quedan pocos minutos de vida, lo invade una tranquilidad que lo sorprende. Sólo una preocupación altera en parte la calma de ese hombre de 42 años, y es el destino de sus familiares, pero se tranquiliza pensando que sus amigos se ocuparán de que sufran lo menos posible. Y mientras se abandona a esa paz que lo reconforta, intenta poner su mente en blanco, pero es inútil, porque una multitud de recuerdos se agolpa en su cerebro. Entonces  trata de  ordenarlos, así, evoca su niñez en la ciudad en que nació y luego su estancia en Buenos Aires, donde completó sus estudios secundarios.  Es en ese momento cuando   se pregunta por primera vez el porqué de los acontecimientos que lo han conducido a este final trágico. ¿Por qué él y sus compatriotas no han sido  capaces de forjarse un destino común dirimiendo civilizadamente sus diferencias? Pero no hay respuestas, y sus recuerdos lo llevan a Santiago de Chile, donde se recibió de licenciado y abogado, y en donde participó del  movimiento que condujo a la independencia del país vecino, junto a otros argentinos,  Manuel Dorrego  entre ellos. Sí,  el mismo  Dorrego que hace menos de un año fue víctima de los enfrentamientos que desangran a su patria.
       ¿Por qué? vuelve a preguntarse. Pero antes de que pueda responderse, otros recuerdos invaden su mente, como su casamiento con Micaela, y también su actuación en la política de su provincia y su país, especialmente su participación en los acontecimientos de aquel día glorioso, hace sólo trece años. Una gran felicidad lo invade al evocar esa jornada memorable. Pero nuevos interrogantes lo acosan. ¿Por qué? ¿Por qué las luchas fraticidas lo han obligado a abandonar su provincia para salvar su vida? ¿Por qué  ha tenido que enrolarse en uno de los ejércitos en pugna? Pero las respuestas no aparecen y su mente se ve invadida por los acontecimientos de esos últimos días, en los que los suyos, tras feroz lucha, fueron  derrotados en El  Pilar. Y después,  su huida  del campo de batalla hasta ser alcanzado por sus adversarios, que  acaban de disponerlo todo   para su ejecución.
      Ya no hay tiempo para más. Morirá sin haberse contestado los interrogantes que lo han rondado en los últimos momentos de su existencia, y que lo asaltan por última vez: ¿Por qué? ¿Por qué él, Francisco Narciso de Laprida, que ha luchado siempre por el imperio de la ley, deberá despedirse de la vida con esta muerte horrible?
      La tarde cae sobre el llano mendocino en  ese  22  de septiembre   de 1829, cuando una partida de jinetes azuza a sus caballos, los que se ponen en marcha  y se acercan  al galope al sitio donde se encuentra semienterrado el condenado a muerte. Y una vez allí, profiriendo alaridos que hielan la sangre, pasan inmisericordes sobre su cabeza,  que sobresale del  suelo.
FIN

José Eduardo González obtuvo  premios en concursos de cuento y dramaturgia  en Argentina, Chile y España. Sus cuentos fueron publicados en los libros Antología Literaria Sanjuanina del Siglo XX, Editorial Fundación Universidad Nacional de San Juan (EFU), San Juan, 1991; Quince Líneas. Relatos Hiperbreves, Editorial Tusquets, Barcelona, 1996; San Juan-Antología de Narradores y Poetas, Editorial Desde la Gente, Buenos Aires, 2001;  Leer por leer,  Eudeba, Buenos Aires, 2004;  Cuentos Argentinos. Cuyo y Centro,  Eudeba, Buenos Aires, 2005; Lengua 6. Editorial Estrada, Buenos Aires, 2007  y Chile con mis ojos 2007, Santiago de Chile, 2008. Publicó el libro de cuentos  “No hables con la boca llena”, EFU, San Juan, 2008, y los libros de teatro: “Velorios”,  EFU, San Juan, 1995;   “Historias de Provincia”, EFU, San Juan, 2003; “Teatro”, EFU, San Juan, 2008 y “Teatro para niños”, EFU, San Juan, 2008.  Su obra teatral “Velorios” se representó en San Juan, Mendoza, San Luis, Buenos Aires (Teatro Cervantes) y Ushuaia.
Forma parte de la Antología de Narradores Sanjuaninos